Día 1, mes 1, año 1

El peor enemigo del conocimiento, no es la ignorancia, sino la ilusión de conocimiento. Stephen Hawking

No lo digo yo, lo dice la Biblia.

El mundo está en sus últimos días.

Claro, hay que tomar en cuenta que Dios construyó el Universo en siete días, entonces si nos quedan algunos últimos días, tenemos tiempo para platicar…

La guía del sitio me dice que les explique por qué deberían leer mi página y a qué me dedico. Bien, imagínense un vagabundo loco gritando a los transeúntes que el mundo se va a acabar. Que el día del juicio es inminente, que tengo una entrega expedita, directa de Dios y con porte pagado ¡para ustedes!, y es una carta donde dice que deben arrepentirse -no dice de qué, pero arrepiéntanse-, y que el advenimiento nos va a caer, cual chahuistle. A eso me dedico, pecadores. A alvertirles (del latin alavergarium: dícese de todo aquello que se avisa de antemano y de no hacérsele caso, se los llevará la percha perpendicular adyacente al mástil en un barco).

Me gustaría tranquilizarlos para que piensen que si leen religiosamente mis escritos, podrán alcanzar la iluminación, llegarán a conocer el rostro de Dios, o ser acariciados por las setecientas manos de Buda, o irán a que Allah los desconfunda, o que Jehová los guíe al sendero de las oncemil puertas. Pero mi razón de existir no es para tranquilizarlos. Mi razón de vivir en este Apocalipsis es la de avergonzarlos. Aterrorizarlos. Eternamente si es posible.

El fin del mundo es un tema muy serio. Tan serio que lleva varios milenios ocurriendo. Se ha reportado muy bien desde el libro de Ezequiel, los tratados de la Peste, las predicciones de Nostradamus, novelas, películas de zombies y otras obras que exploran de semejante semejantosidad. El mundo se ha estado acabando casi desde que empezó, entonces, aunque mi entrada indica que es el día 1, ustedes y yo sabemos que esto lleva mucho más.

Pero como este tratado es el compendio más serio y célebre de todos, comencemos a reportar las noticias desde el fin del mundo. Lo reporto a través de este medio digital porque, como bien sabemos, los aliens y la 5G y la 4T están trepados en la nube gugeliana. Y como quiero que ya me lleven, este es un mejor método que tenerlo en un roñoso diario de papel.

Tú, señora con el sombrero de aluminio, y tú joven con el rosario en una mano y lubricante en la otra. Y tú, doñita millenial que no tiene nada mejor qué hacer más que sobrevivir en este fin del mundo. Unámonos en la mejor oración de todas. La risa siniestra.

Solo somos una raza de primates en un planeta menor de una estrella ordinaria, pero podemos entender el universo

Stephen Hawking

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